Con una creciente popularidad en México y Estados Unidos, Flor Martino disfruta del éxito de la telenovela Amores con trampa. La actriz paraguaya radicada en México está dispuesta a conquistar el mundo.
Por Jorge Coronel
En 2011 sintió que debía partir, y así lo hizo. Fanática de culebrones mexicanos como Muchachitas y Amigas y rivales, decidió dejar de ser una simple espectadora para cumplir su sueño de ser actriz en los mismos estudios de Televisa. Inmediatamente, había quedado elegida entre 8.000 personas para ingresar al Centro de Educación Artística (CEA) de Televisa, desde donde empezó a generar una ascendente carrera.
A la par de iniciarse en la actuación, en nuestro país había hecho prácticamente de todo. “Voy a ser esa clase de abuelitas que le va a decir a sus nietitos; yo pude hacer todo en esta vida”, comenta. “Saliendo de la escuela trabajé en una financiera, luego trabajé en una empresa de viaje, llevaba a chicos a excursiones… fui profesora de Matemática, Física; mis alumnos se suelen reportar en las redes sociales. ¡No pueden creer dónde la profe terminó!”, apunta, entre risas.
Volviendo a México, apenas culminó sus estudios de actuación la empezaron a convocar para diferentes proyectos: Amores verdaderos, Cachito de cielo, Corazón indomable, La mujer del vendaval, Mentir para vivir yLibre para amarte. Pero el personaje más importante, hasta ahora, llegó de la mano de Amores con trampa, de la mano del productor Emilio Larrosay con figuras como Itatí Cantoral y Ernesto Laguardia. En la telecomedia, Flor interpretó a Francis, una villana juvenil bastante particular. “Lo que me encantó de Francis es que ella es una villana, pero no puedes odiar porque es cómica, es muy simpática. Y para los que no saben, yo amo la comedia, entonces me encantó hacer este personaje porque lleva en sí muchas situaciones cómicas que no la hacen quedar como tan, tan mala. Por lo tanto, la gente en las calles sí hay gente que te odia, pero hay gente que no”, comenta.
-¿Sentís que la gente terminó amando al personaje?
-Sí, porque la gente en la calle lo que más me decía era: ‘Ay, ¡cómo me haces reír! ¡Ay, qué simpática!’, entonces para mí eso es… ¡wow, un súper halago! Porque yo siempre dije que lo que yo quería al ser actriz era tocar corazones y hacer que la gente o llore o ría con mi trabajo, que son –creo- las cosas más difíciles de lograr en esto de la actuación.
-En la anterior telenovela, Libre para amarte, habías interpretado a “la chica sexy”…
-Hice un papel muy diferente en la anterior novela, que era la chica sexy, efectivamente, entonces este personaje de Francis me dio la oportunidad de hacer algo totalmente diferente: demostrar que soy multifacética, que puedo dar otras cosas y no solamente una cara o un cuerpo bonito; que puedo hacer un sinfín de cosas, porque a este personaje le atropellaron coches, se tiró de las montañas, hubo guerra de lodos, animales… pegó y le pegaban… bueno, todo. Te lo juro que este personaje me dio la oportunidad de hacer de todo.