En “El verano siguiente”, el realizador argentino Gabriel Nicoli registra la intimidad de una de las bandas más fuertes del rock uruguayo.
Por Jorge Coronel
La pasión que desatan en su Uruguay natal, del otro lado del charco (en Argentina) y acá (claro, en Paraguay), no es poca. Cientos de fans locales que asistieron al estreno en Asunción con remeras, vinchas y banderas alusivas sirven para demostrarlo. Se trata de El verano siguiente, la película documental del director argentino Gabriel Nicolique registra el detrás de escena de una banda que ha sabido lograr un sonido propio… y tocar la cima en la región.
La preproducción de su séptimo disco, El calor del pleno invierno, es el disparador de una serie de imágenes que –a lo largo de 70 minutos, al puro estilo reality– explora el estado más puro de la banda liderada por Emiliano Brancciari.
Momentos de composición, métodos en la selección del repertorio que incluirá el álbum, la vida de gira, el mundo en hoteles, los ratos libres jugando al fútbol o al playstation y el amor a la familia. Todo eso se hace visible; entre mates, asados, masajes y almuerzos (que el vocalista disfruta hasta chuparse los dedos).
“Marcel será padre por primera vez”, advierte uno de los integrantes. Desde entonces, el material aborda en la fibra más sensible del grupo y se detiene en el personaje de Marcel Curuchet, tecladista de la banda que –meses después– falleció en un accidente automovilístico en Nueva York.
El debate sobre la muerte tomará protagonismo, desde allí, con la dura experiencia de seguir adelante.