Con la fuerza de un huracán y el encanto de toda una época, la emblemática banda estadounidense Kiss arrasó tras su paso por Paraguay.
Por Jorge Coronel
Más de 20.000 almas reunidas en el hipódromo del Jockey Club Paraguayo fueron testigos el lunes de una satánica noche de rock en que la mundialmente consagrada banda estadounidense Kiss brindó un ritual del que difícilmente se pueda escapar.
Allí estaban Paul Stanley (voz y guitarra), Gene Simmons (voz y bajo), Tommy Thayer (guitarra) y Eric Singer (batería) para rendir culto a una época dorada del rock.
Con casi 40 años de trayectoria, 20 discos editados y más de cien millones de álbumes vendidos alrededor del mundo, Kiss debutaba en Paraguay con un público plagado de expectativas, que –a lo largo del show– no fueron defraudadas.
Antes –cerca de las 21:00–, la banda paraguaya PornoStars, conformada por David Quintero (voz), Sebastián Centurión (guitarra), Santiago Gómez (bajo) y Édgar Chamorro (batería), pisaba el escenario del Jockey, con una clara fuerza en el repertorio que defendieron durante treinta minutos.
Faltaba poco para las 22:00, y ya estaban allí. Una voz bastó para saber que el momento llegaba, bajo la promesa de que Paraguay tendría una “verdadera noche de rock”.
Desde el álbum “Destroyer”, “Detroit Rock City” abría la noche en la que aquellos héroes con maquillajes faciales y extravagantes trajes se devoraban el escenario del Jockey.
Entre el fuego y los gestos de Gene Simmons –cuya lengua cobra casi personalidad propia–, el sendero estaba marcado para una célebre noche de rock.
Con Paul Stanley desplazándose por el escenario e incluso tirándose al suelo –mientras los efectos especiales hacían lo suyo– ,“Shout It Out Loud” resonaba con fuerza en la tercera jornada del Asunción Rock Festival.