Un héroe de versos cantados. Diez años pasaron para que el uruguayo Jorge Drexler regrese al Paraguay. “Fue un pedido expreso mío”, revela.
Por Jorge Coronel
“¿Y adónde van las canciones que soltamos en el viento?
Llevando a qué corazones, quién sabe qué sentimientos
Quien tenga un verso que dar
Que abra la mano y lo entregue
Que a la flor de la poesía
No hay melancolía que no la riegue”.
Son versos escritos y musicalizados por Drexler, interpretados en complicidad junto con la mexicana Julieta Venegas. La canción se llama Abracadabras y forma parte del repertorio de Salvavidas de hielo (2017), su más reciente producción.
Primero se recibió de médico, en su Montevideo natal; más tarde, tomó por las astas su veta de intérprete y compositor, y así empezó a hacer suyo el mundo. Radicado en España, grabó discos inolvidables, como Llueve (1997), Frontera (1999) y Sea (2001)… El resto es historia.
No solo fue nominado a los Premios Óscar por su canción Al otro lado del río –banda sonora original del filme Diarios de motocicleta, de Walter Salles–, sino que, además, lo ganó e interpretó –a su manera– en un recordado discurso de agradecimiento.
Jorge Drexler es, sin duda, el cantautor más importante de su generación, aunque su humildad le impida asimilar la magnitud de su obra. “Yo no me siento embajador, la verdad. No pretendo representar a nadie. Yo escribo sobre algo en específico y lo pongo por escrito. Ese es mi trabajo; hasta ahí llega mi responsabilidad”, reflexiona desde Lima, Perú, en una charla telefónica con ABC Revista.
Ya son, al menos, 64 conciertos los que lleva adelante el uruguayo y su equipo, al frente del nuevo disco. Una extensa y agotadora gira en la que, sin embargo, aún le sobran emociones para sobrecargarlas en la maleta.
-Hace mucho tiempo que el público del Paraguay te espera. De hecho, es de los pocos shows internacionales al que se le agrega una fecha…
-Bueno, hace muchos años que no voy a Asunción. La última vez fue muy emocionante, porque tengo una canción que se llama Milonga paraguaya, dedicada a Agustín Barrios “Mangoré”, y siempre había tenido muchas ganas de tocarla ahí. Hace años tengo ganas de ir a cantar al Paraguay y ahora estoy muy feliz de volver. Ha pasado mucho tiempo. No hemos vuelto antes solamente por casualidad, porque a veces las fechas no coincidían…
EN TIERRA DE MANGORÉ
Aunque intérpretes paraguayos como Berta Rojas se declararon admiradores de su obra, Drexler reconoce que sabe poco del círculo artístico local. “Menos de lo que me gustaría”, dice. Pero, de alguna forma, recuerda un país “con mucha emoción y alegría”.
En su nueva producción, Salvavidas de hielo, el artista vuelve a reinventarse en su faceta más intimista. “Está hecho solo con guitarras, con la particularidad de que son utilizadas también como instrumentos de percusión; entonces, encontré una sonoridad muy particular”, revela. “Quise limitar la fuente de sonido del disco, como un ejercicio para estimular, para que tuviéramos que pensar y forzarnos a ser creativos con pocos elementos”.
-Con tanto intercambio cultural entre América y Europa, ¿qué sensación te despierta la condición de ciudadano del mundo?
-Yo soy uruguayo, del país más chico del continente, entre los dos países más grandes –Brasil y Argentina–, y en el Paraguay se entienden perfectamente las dificultades que tiene el músico para salir adelante y abrirse camino a su sueño. Así que imaginate qué alegría más grande haber dejado mi profesión anterior, que era la medicina, a los 30 años y vivir hoy de lo que más me gusta, mi trabajo favorito: hacer música y recorrer el mundo. Qué alegría completamente inesperada llegar a los lugares en los que la gente conozca las canciones y las haya hecho suyas… Es una emoción muy grande y un agradecimiento muy grande. Soy un privilegiado.
-No es menos admirable que siempre evites repetirte… Sucede en cada escucha de un nuevo disco.
-Defender un disco es un trabajo muy duro. Una vez que escribís las canciones, pasás mucho tiempo defendiendo ese disco. Siempre me gusta tener la motivación de sentir que estoy pisando territorio nuevo, por eso siempre ando buscando cosas nuevas.
-¿Cómo responde tu público al nuevo material?
-Estoy muy contento porque la gente está saliendo realmente muy bien (de los conciertos). Se toca casi entero el disco nuevo y, también, mis anteriores materiales. Quiero agradecer personalmente al público del Paraguay, porque estoy muy sorprendido. Me siento muy halagado y querido en el Paraguay. Tengan la certeza de que es un show muy importante el que voy a dar; lo vengo esperando desde hace mucho tiempo y se hizo por iniciativa mía. Yo pedí, yo quería ir al Paraguay… fue un pedido expreso mío.
-¿Nuevos proyectos vinculados al cine?
-Tengo una película en la que voy a escribir una canción, pero recién estoy empezando a charlar con el director y no tengo nada concreto. Ni como actor, que hice una película (N. de R.: La suerte en tus manos, de Daniel Burman). Tampoco me han invitado a hacer algo que me gustara… o sea, estoy esperando algo que me guste.
-Es sabida tu pasión por el fútbol (N. de R.: en el 2014 escribió para la selección uruguaya de fútbol el tema Uruguay nomás). ¿Qué tal las expectativas para el Mundial?
-Estoy bastante atento, muy contento de que Uruguay haya clasificado; todos los uruguayos tenemos altas expectativas, en realidad.
-La fuerza de la mujer está muy presente en el disco. De hecho, colaboran Mon Laferte, Julieta Venegas y Natalia Lafourcade.
-Las siento amigas y las admiro creativamente. Son tres grandes compositoras que han sido muy generosas por venir a cantar canciones que no han sido escritas por ellas, sino por mí. Las tres se destacan, además de cantantes, como compositoras. Son compositoras muy fuertes. La tendencia de las mujeres en el disco es muy fuerte y siempre en un rol de fuerza. Me gustan las mujeres fuertes… ¡No sé de dónde me vendrá eso! (risas), pero siempre he estado cómodo con mujeres así.