Una noche de nostalgias y emociones vivieron miles de personas con Alejandro Sanz en la noche del domingo en el Club Olimpia de Asunción.
Por Jorge Coronel
Seis años habían pasado desde su última visita al país. El popular cantante español Alejandro Sanz volvió y aprovechó el reencuentro para hacer un variado repaso por lo mejor de su repertorio, incluida la intensidad de su más reciente álbum, Sirope.
La apertura de la noche estuvo a cargo de Dalí, la agrupación local integrada por Sol Pérez (voz), André Pinheiro (guitarras), Gelkin Villanueva (teclados) yGabriel González Morra (bajo). La fuerza de la banda paraguaya se impuso en la previa del show, con las canciones incluidas en su álbum debut, Fotografías.
Cuando faltaban 15 minutos para las 21:00, el español subía al escenario junto a los músicos en un animado preludio instrumental. “¡Arriba esas palmas, Paraguay!”, animaba el artista ante un enardecido público que coreó, entusiasmada, la cuenta regresiva. El silencio de los cuervos abrió la efusiva noche en la que -una vez más- el artista hizo brillar su carisma y entrega hacia el público.
“En realidad hace fresquito, pero con el calor no se nota nada… el mayor calor es el que he sentido es el de ustedes”, aseguraba el español. Desde allí, solo se podían oír gritos, histeria y suspiros al ritmo de Desde cuándo, Quisiera ser -con un bello solo de piano- y No me compares.
La intensidad empezaba a crecer con canciones como La música no se toca y un entrañable medley, que incluyó las baladas Amiga mía, Mi soledad y yo y ¿Y si fuera ella?.
Un sorpresivo dueto inició cuando el artista invitaba al escenario a Sol Pérez, vocalista deDalí, oportunidad en que la paraguaya aprovechó para lucir su talento y solvencia escénica.
La banda de músicos derrochó su versatilidad a lo largo de la noche, como en los arreglos de viento de Labana, la melódica Camino de rosas y la ecléctica Un zombie en la intemperie.