Aún con su vocalista aquejado por un leve problema de salud, 30 Seconds to Mars no se dejó decaer y dio a sus fans una noche a los saltos. Melodías, ritmos y fiesta al aire libre.
Por Jorge Coronel y Kike Sosa
Más allá de las habitualmente altas temperaturas predominantes de esta época del año, el clima se mostraba propicio para un espectáculo en la noche del viernes, cuando una multitud de fans se reunía en el court central del Yacht y Golf Club Paraguayo para presenciar el primer concierto en Paraguay del mundialmente famoso grupo estadounidense de rock alternativo 30 Seconds to Mars.
Su principal atracción, sin dudas: el vocalista Jared Leto, conocido también por su faceta actoral, veta a través de la cual se coronó como ganador de un Óscar y un Globo de Oro, por el filme Dallas Buyers Club (2013).
Los artistas de la banda no se hicieron esperar. Tras una previa musical a cargo del local DJ Kwak, puntualmente a las 21:30, el majestuoso coro en latín del clásico musicalO Fortuna, de Carl Orff, anunciaba junto con el impresionante despliegue de luces y una cortina de humo el inicio del show, e inmediatamente aparecían en el escenario Tomo Miličević y los hermanos Shannon yJared Leto.
Los “Echelon” –como se hacen llamar sus fans– lograron por fin saciar su espera, desde aquella postergación del show, allá por mayo de este año.
Obviando más preámbulos, Jared Leto lideró enérgico, saltando y pidiendo ruido de su público, el primer tema de la noche, Up in the air, en un escenario iluminado en numerosos colores. “Vamos a saltar tan alto que vamos a tocar las estrellas”, proponía luego el vocalista, al momento de interpretar Search and destroy. Por entonces, el entusiasmo ya hacía de las suyas en el público, mayoritariamente juvenil.
This is war sonó luego, cuando un número de gigantescos globos de colores rebotaban entre el público, mientras que el inspirado juego de luces acompañaba luego el ritmo de Conquistador, acentuando con flashes los momentos más enérgicos y anárquicos de la composición.
El vocalista aprovechó el momento para sincerarse con sus fans, admitiendo que se sentía enfermo debido a algo que comió y disculpándose. Aunque por momentos se dejó ver visiblemente incómodo, y en un par de otras ocasiones reiteró su pedido de disculpas (“espero no vomitar sobre ustedes”), no dejó que su malestar físico se interpusiera en el espectáculo y entregó hasta su alma para dar un gran show.
Tras esto llegó uno de los temas más emblemáticos de la banda, Kings and queens, que de nuevo fue entusiásticamente acompañada por el eufórico público. Una fan logró subir al escenario y abrazarse al cantante, que le retribuyó el gesto para la algarabía de la multitud. Girando sobre sí mismo -muy temerariamente para alguien con miedo de vomitar- y enarbolando una pequeña bandera paraguaya, Leto lideró luego una igualmente celebrada interpretación de Do or die.