Casi una institución del amor. Sus boleros inolvidables germinaron una infinidad de romances… o despedidas. La formación actual del trío Los Panchos repasa con ABC Revista sus más de siete décadas de historia.
Por Jorge Coronel
Es muy probable que usted, sus padres, abuelos o ¡hasta bisabuelos! hayan disfrutado de veladas apasionadas al compás de sus grabaciones. Melodías como Bésame mucho, Contigo aprendí, Adoro, La Malagueña, Sabor a míy Quizás, quizás, quizás son apenas seis ejemplos de las más de 1300 creaciones que popularizaron en la escena musical del siglo XX.
¿Qué tuvo el trío Los Panchos que los llevó a conquistar escenarios de Iberoamérica, pero también ciudades como Nueva York, Madrid, Grecia o Japón? El análisis, tal vez, deba ser minucioso y cronológico. Sin embargo, la pasión por llevar el bolero romántico a sus más altos niveles de intensidad, sin duda, podría ser la mejor explicación.
“Es una industria que tiene sus etapas y, realmente, estoy a favor de muchas de ellas”, reflexiona el cantante mexicano Chucho Navarro, también conocido como Chucho Jr., hijo del histórico fundador del trío: José de Jesús “Chucho” Navarro Moreno. “Lo que en el tiempo prevalece es la cultura, porque las cosas que llevan un fondo fértil se vuelven parte de la escenografía de la cultura de un país”, reflexiona. “La prueba es que Los Panchos no siempre han prevalecido en la cima, pero han mantenido un estatus muy paralelo al horizonte y han perdurado”.
Para Navarro, de alguna forma, el tiempo se encarga de revalorizar el legado creativo de un artista. “Yo he visto muchas etapas de la música, donde se explotan y, luego, ya se dejan de escuchar… y hay cosas que prevalecen. En todas las épocas ha sucedido y sucederá”.
-¿Cómo logra un autor convertirse en atemporal?
-Pongo como ejemplo una canción que escribió mi padre en su última etapa de vida, porque según la edad y experiencias que tienes empiezas a componer con base en eso. En Misión cumplida escribió: “Yo he visto mil cosas en la vida surgir, pero de todo lo poco que yo he sido doy gracias a la vida. Misión cumplida: he plantado un árbol, he procreado un libro, algo tengo escrito que no borrarán”. Los autores no se despiden si no dejan una huella o una página en la huella de ese libro, la cultura, la poesía… Una persona que compone y atrapa momentos cotidianos es eterna.