Colaboró con Andrés Calamaro, escribió el éxito sudamericano más importante de la década pasada y popularizó grandes canciones, ya con su propia voz. Desde Buenos Aires, Coti Sorokin nos habla de su nueva producción.
Por Jorge Coronel
Nació en Rosario, Argentina. Se crió en Concordia, Entre Ríos. Editó su primer disco en España y, de nuevo instalado en la Argentina, hoy presenta su séptimo álbum, con el que desea volver a Paraguay.
Puñales clavados, corazones rotos y una muchacha bonita… pero sola. Un tango con nostalgia francesa; una camiseta roja envuelta en melodía frenética. Caídas, profundidades, bajadas a la tumba y glorias perdidas. De eso (y más) nos habla Coti (41) en ¿Qué esperás?, un álbum de catorce canciones en donde el tiempo, el espacio y la espera son solamente la punta del iceberg.
Con trece canciones inéditas y un espontáneo homenaje a Luis Alberto Spinetta -el icónico músico argentino fallecido en 2011-, el cantante y compositor argentino Coti Sorokin toma como pilares la espera, el tiempo y el espacio para reconstruir su cancionero, ya iniciado en solitario con Mis planes (2002).
El autor de éxitos mundiales –escribió desde Color esperanza (2001), de Diego Torres, a ¿Donde están corazón? (2007), de Enrique Iglesias–, pero también de hits ‘por boca propia’ –temas como Nada fue un error(2002) y Solamente vos (2013)–, se embarca a una nueva aventura musical. Su nueva producción –recientemente editada por Universal Music Argentina– incluye coautorías con Marciano Cantero, de los Enanitos Verdes(Olvidarte), Claudia Brant (Tu gloria) y Julieta Venegas (No dudes). Curiosamente, en el arte de tapa del disco no vemos al cantante, sino dos bellas piernas de una chica que espera… sobre un lavarropas. Antes de la presentación en vivo de ¿Qué esperás? del 14 de mayo en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires, el artista argentino habló con ABC Color.
-Es el primer disco en el que no estás en portada, a cambio de unas lindas piernas… ¿qué buscás con esta estética?
-Era la tapa que me parecía más interesante, en todo sentido. Primero que es mucho más lindo ver esas piernas que verme mi ‘caripela’ (risas); y, segundo que compositiva y gráficamente es muy estética, muy bonita y, a su vez, muy sugerente. Me parece que es lo es lo más interesante. Entre el concepto del título y el arte, y esa foto, que es una foto real, no es un collage, es una foto realizada por Guido Adler. Así, tal cual se ve. Pues me parece que tiene una poética y una intensidad gráfica hermosísima y es muy sugerente, con la situación de una espera cotidiana pero que, si uno empieza a ahondar, se da cuenta que no es una espera tan cotidiana como parece, por una cuestión cultural, por una cuestión de belleza, de arreglo. Entonces me parece que genera un misterio muy bonito, y me parece que define como ninguna otra tapa. Además, es una tapa muy icónica, ¿no? Creo que la tapa del lavarropas tiene que ver con eso, y me hace acordar a los discos de cuando yo era chico, a los vinilos, esa tapas que uno se refería “a tal disco” por lo que había en la tapa. Me parece que esta es una de esas tapas, y me parece maravilloso en ese sentido.
-Hablar del título del álbum es evidente, pero necesario. Y, en este caso, también nos remite a las expectativas. ¿Cómo maneja Coti sus expectativas, tanto en su vida como en su carrera?
-Las expectativas son siempre necesarias, ¿no? Es importante que estas expectativas no nos generen frustración luego, si se cumplen de manera diferente a la que teníamos pensado, o si no se cumplen. Me parece que el verdadero arte está en saber elegir las expectativas, y de eso va un poco la pregunta ‘¿Qué esperas?’. Es: “a ver, ¿cuáles son tus expectativas?”. Hay que tener “cuidado” con las expectativas que uno tiene. Y, luego, si se cumplen o no; si son cercanas o no; si son ambiciosas o no; si son necesarias o no; si son positivas o no… tiene mucho que ver con todo esto, el nombre del disco.
Y gran parte de mis expectativas están cubiertas ya habiendo sacado el disco, porque es algo ya muy interesante y muy importante para un artista hacer un disco con el que se sienta cien por cien reflejado. Es un camino muy largo, muy arduo y en el que constantemente estás lidiando con tu propio mundo creativo, y eso es un trabajo muy apasionado, ¿no? Entonces, durante mucho tiempo las expectativas eran haber sacado el disco, y el disco está en la calle… o sea que las expectativas se cumplieron al cien por cien, y eso me tiene muy feliz. Ahora empieza una nueva etapa, con otras expectativas, por supuesto, que tienen que ver con la gira, y con los conciertos y con seguir trabajando con mucha dedicación en eso.