La dramática muerte del popular artista chileno de 68 años conmueve a la escena local. Algunos de sus excompañeros recuerdan la magia del actor y presentador «fantástico» radicado en Paraguay.
Por Jorge Coronel
El dramático final de una de las figuras más queridas de la comunidad teatral y televisiva no deja de doler a sus integrantes. Víctima de un shock séptico que le dejaron quemaduras tras el incendio que sufrió su vivienda y taller el 9 de enero pasado, los recuerdos del carismático Héctor «Tito» García hoy viven, perennes.
«Creo que hay una pérdida muy grande en estos momentos», sentencia, con voz quebrada, el también chileno Juan Carlos Moreno, actor y amigo del fallecido artista. «Se pierde a un gran artista, a un hombre con un talento excepcional que tomaba con sus manos mágicas y maravillosas que él tenía: un pedazo de esponja, un pedazo de tela, dos tablitas y pintura, y transformaba eso en un personaje que te hacía volar la cabeza, volar la imaginación, cambiar tu manera de pensar. Creo que ese es el gran talento del que en este momento vamos a estar carentes».
Para Moreno, nadie en el mercado local trabajaba la esponja y esos materiales con la misma creatividad y pasión con la que lo hacía él. «Le daba vida a esos muñecos incomparables que él tenía, y -desafortunadamente- arriesgó su vida tratando de salvarlos… y no se salvó nada».
Era conocido el profesionalismo y la exigencia con que el artista chileno se desenvolvía en sus distintos proyectos, tanto televisivos, como presentaciones infantiles en vivo y puestas teatrales varias. «Era un tipo como cualquier profesional que se precie de tal. Un tipo de un rigor de trabajo muy especial».
Más allá de sus populares ciclos televisivos, Moreno destaca su labor como actor de teatro. «Fundamentalmente fue un actor muy grande que hizo grandes personajes en el teatro nacional. Hizo grandes cuestiones en la televisión, trabajó haciendo un montón de cosas, pero también personajes inolvidables de Shakespeare, de Lorca, de un montón de autores de talla mundial». Al respecto, destaca los personajes que dio vida en las obras Orquesta de señoritas, de Jean Anouilh -en la que compartió escenario con el propio Moreno-, y El avaro, de Molière.
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