Líricas mínimas, sangre rockera y canciones logradas abren la discografía de Cien al palo, la banda que despegó desde Luque a partir de un concurso que ganó en 2013.
Por Jorge Coronel
Cien al palo – Persiste (2014). Es una banda que sabe plantarse en vivo. Quien alguna vez los vio en escena podrá certificar su solidez en escena, sin perder el feeling que les dicta sus letras. El power trío luqueño integrado por Francisco Montanaro (voz y guitarra), Miguel Basualdo (bajo) y Jorge Colmán (batería) logra en su primer disco transpolar su esencia en vivo a un disco básico, compacto y efectivo.
Sin más ambiciones que plasmar su ADN musical, Cien al palo recoge una cosecha de doce canciones con una coherencia lírica y sonora, siempre vinculada conceptualmente al título. La filosofía de la persistencia, entonces, girará –una y otra vez– en varios de sus pasajes. Es cuando la tortuga del arte de tapa termina por definirlos… no por lo lento, precisamente, sino por lo recto y persistente.
Los riffs incisivos de Magia dan apertura a un texto que escarba en el pasado, presente y futuro. La lírica urbana y visual de No tengas miedo, puede convertirla en un himno a la valentía. Tema emblema de la banda, si consideramos que –junto a Necesitamos– fue carta de presentación del grupo en el concurso Palermo Rock, donde ganaron junto a 6Morocho y, a través del cual, se financiaron el álbum y hasta formaron parte de una gira.
El tiempo volverá a ocupar su lugar en Mírate, cuando el vocalista concluya, segurísimo: «Ha llegado nuestra hora, ha llegado el tiempo».
Una ralentada Más, entre el escape y la desesperación, sortea el grito de «Basta de ti, solo quiero escapar». La búsqueda seguirá, constante, con Donde pueda ver el sol. «Buscaré mi rumbo, / seguiré estando siempre… / donde pueda ver el sol», arengará el cantante, en su filosofía de transición.
La búsqueda de la tortuga seguirá el mismo hilo, cuando suenen temas como Traidor («Encuentra un mundo, sigo escuchando»), La rueda (con un estribillo radial que asegura que «la rueda nunca para de girar») y Dame luz (toda una persecución interna).
Como una oda al reproche, Necesitamos agita con fuerza; para bajar el drama psicológico con el mid tempo de Basta, postal de una etapa en transición. «Basta de más dolor / necesito de todas tus fuerzas».
La distorsión quebrará el silencio con En círculos, otra mirada al regreso, al delirio y al olvido («Solo quedan los vestigios de lo que fuiste ayer»).
Laberinto funciona como cierre del álbum, y fácilmente puede erigirse en contracara de No tengas miedo. «Me imagino volviendo a comenzar / algo que no puedo explicar», son los últimos versos de esta última canción… toda una elipsis de despedida.
Con una identidad afilada, recursos equilibrados en la producción musical –colabora el guitarrista y vocalista de Gaia, Diego Serafini– y un planteamiento estético y sonoro ajustados, Cien al palo saluda al mundo con un logrado primer disco. Con la sabiduría de su tortuga de tapa, habrá que seguir caminando…