A la edad de 85 años, el actor, humorista, director y guionista mexicano Roberto Gómez Bolaños falleció el 28 de noviembre pasado. El inolvidable Chespirito dejó una obra llena de recuerdos y personajes entrañables.
Por Jorge Coronel
Generaciones nacieron y crecieron a la par de las risas que provocaban sus programas. Creador e intérprete de personajes como el Chavo del 8, Chapulín o el Doctor Chapatín; el humorista mexicano, más conocido como Chespirito, desarrolló una carrera que alcanzó el éxito recién a los 40 años de edad.
Venerado en toda Latinoamérica, pero también en países como España y Japón, él supo tocar la fibra más íntima del humor popular. Pero ¿de dónde nace la genialidad y cómo pudo construir una carrera con impacto mundial?
Hijo del prestigioso pintor y dibujante Francisco Gómez Linares y de la secretaria bilingüe Elsa Bolaños Cacho, Roberto Gómez Bolaños empezó a adquirir un amplio bagaje cultural en su México D. F. natal. Sin embargo, a lo largo de su infancia, adolescencia y juventud, nunca siquiera planeó trazar una carrera en los medios. Muy al contrario, su interés se volcó hacia la ingeniería mecánica, iniciando sus estudios en la Universidad Autónoma de México (UNAM), carrera que nunca culminó. Es que, en el camino, fue descubriendo su verdadera pasión: trabajar como creativo.
De esta manera, con 22 años, inició una carrera como creativo publicitario, lo cual lo conectó con la radio y la televisión, comenzando un disparador perfil de guionista de estos medios. Entre sus primeros éxitos, se encontraban las películas para Viruta y Capulina, obras que gozaron de un amplio éxito y lograron posicionarlo como virtuoso guionista.
Sus inicios como actor fueron tímidos e inesperados, incluso para él. “Cuando empecé a actuar (…) tenía ya 29 años. La primera vez que hice un papel así fue porque faltó otro actor en la televisión, cuando era en vivo y alguien debía hacer el papel…, y como yo lo había escrito, lo interpreté”, recordaba Chespirito en 2002, en una entrevista con la cadena estadounidense Univisión.
Un comienzo quizá tardío, pero que él consideraba servir de estímulo para los jóvenes talentos. “Debe ser un estímulo para muchos jóvenes, porque yo veo actores jovencitos que comentan que no han tenido una oportunidad. Y tienen 22, 24 años…”.