La cineasta paraguaya Paz Encina presenta Tristezas de la lucha, una serie de tres cortometrajes que hurgan en la violación de los derechos humanos durante la dictadura de Alfredo Stroessner.
Por Jorge Coronel
El mundo la descubrió en 2006, cuando estrenaba su ópera prima Hamaca paraguaya, filme con el que se llevó el Premio Fipresci en Un certain regard, del Festival de Cannes 2006.
Mientras trabaja en Ejercicios de memoria -el “documental ficcionado” que planea rodar en 2015 sobre la historia del dirigente político paraguayo asesinado en el marco del Operativo Cóndor (1977), Agustín Goiburú-, Encinapresenta una serie de cortometrajes que ahondan en esa principal temática: la importancia de la memoria.
«Es una serie de tres cortometrajes que realicé para que sean orientados dentro del marco de la semana de los derechos humanos», explica. Para la realización de los cortos, la cineasta trabajó con materiales de archivo: imágenes del Archivo del Terror y hasta sonidos que se hallaron en los últimos tiempos, con registros de interrogatorios reales. También emprendió una serie de grabaciones, que ya datan del año 2006. «Es una compilación de materiales de archivo; incluso tiene archivos míos, de mi familia, que también forma parte de eso; videos que mi mamá habrá filmado con una cámara Súper 88, entre años 75 y 80», comenta.
Para la realizadora y guionista, la temática de la dictadura de Stroessner es inevitable e indispensable. «Me golpea por la falta de memoria. Una de las fichas que utilizo (en el corto) es la Apolonia Flores Rotela. Fue una niña que, con sus padres, fue a reclamar tierras. Pidieron a un colectivo de la Empresa Caaguazú que los lleven hasta Asunción y la policía de Stroessner los acusó de haber ‘tomado’ el colectivo y reprimió fuertemente a los campesinos. Apolonia recibió 6 balazos», relata. La cineasta se lamenta cuando cuenta que la llamó a esa misma señora para participar del estreno del cortometraje. «Me dijo que no va a poder ir, porque tuvo en estos días dolores muy fuertes en una de las piernas. Fue al médico, y le dijo que tiene esos dolores porque todavía tiene dos balas en una de las piernas».
La triste declaración provocó una reflexión de la cineasta, quien manifiesta un sentimiento de impotencia. «¿Qué asistencia va a tener (la señora)? No tenemos trabajada la memoria para decir que todas las personas reprimidas tienen salud pública gratuita. Finalmente están todos muy desprotegidos. Nunca hubo un juicio realmente importante. Sí entraron cinco represores a la cárcel, pero acá hace cualquiera lo que quiere», se lamenta.