Prolífico como pocos, bohemio y provocador, Andrés Calamaro se ha convertido en el músico de rock que más desafía las riendas del género de la canción en el rock argentino de las últimas décadas.
Por Jorge Coronel
Tras haber dejado su marca en populares agrupaciones como Los Abuelos de la Nada –en los 80– y Los Rodríguez –ya en los 90–, el autor escribió y reescribió su historia con canciones a base de sangre y sudor, registradas en álbumes como Alta suciedad (1997),Honestidad brutal (1999), el quíntuple El salmón (2000), La lengua popular (2007), On the rock (2010) y, más recientemente, Bohemio(2013).
En medio de todo eso, se permitió la osadía de interpretar tangos en discos como El cantante (2004) y Tinta roja (2007) o colaboraciones magistrales como en El palacio de las flores (2006), grabado mano a mano junto a Litto Nebbia.
Este año, Calamaro vuelve al ruedo con un puñado de diez canciones producidas por Cachorro López, las que traerá a Paraguay el próximo 16 de noviembre en el Yacht y Golf Club Paraguayo. El autor aprovecha y rinde tributo a Luis Alberto Spinetta en Belgrano,mientras se baña de nostalgia y pide perdón en canciones comoTantas veces, ironiza en Rehenes o registra una crónica oscura enPlástico fino. Esta vez, sin embargo, el cantante decidió no grabar instrumentos, para volcar toda su energía en la voz.
-En los tracks de Bohemio redescubrimos –además del autor, claro– al Andrés Calamaro intérprete, el de la “voz cantante”. ¿Fue su deseo enfocarse en interpretar, más allá de producir o ejecutar instrumentos?
-Siempre tengo que enfocarme en interpretar como “voz cantante”. Ahora, en las giras, mucho más. Estoy siempre viajando y tengo que cantar dos horas intensas e importantes. En las grabaciones, las voces se graban aisladas de los instrumentos. Da igual qué instrumentos toque; el proceso de grabar el canto siempre es aislado, separado de los instrumentos. Parecido al cine, puedo cantar las canciones gradualmente, intentarlo varias veces, corregirme. En los recitales hay que estar entero y la exigencia es mucha durante dos horas. La decisión de Bohemio fue involucrar a los músicos que ensayaban conmigo (que son los que van a Paraguay), porque grabaron casi todo el disco ellos con lujo de detalles y un hermoso colorido. Nunca dejé de tocar instrumentos, pero quise invitar a mis camaradas a grabarlos en el disco; en este último año y medio toqué muchísimas cosas: guitarras de blues, bajo, piano… en mis grabaciones particulares, también en ensayos y recitales.
-Las canciones, como acostumbra, están bañadas en letras punzantes, venenosas a veces, pero luminosas y optimistas al fin… ¿Le incomoda que el público o la crítica busque (o encuentre) situaciones biográficas en sus canciones?
-No es que me incomode, es que no tiene sentido; no es la forma de escuchar música, no hay que tratar de entender nada. A veces hay que vivir para entender las cosas. El público puede conocer mis canciones (en el mejor de los casos) pero a mí no me conocen, ni se imaginan lo que yo hago con mi vida porque supera la imaginación de la mayoría. Nadie entiende las letras de Los Beatles y se enfocan en las mías, pero no ven más allá de la pantalla táctil de sus teléfonos celulares. Las canciones pueden ser autobiográficas o mentir, la fantasía está permitida en el ámbito artístico; además de los episodios inconfesables que merecen ese estatus discreto.
–Plástico fino, uno de los momentos más inspirados del álbum, propone una filosofía sobre el tiempo y las canciones. ¿Cómo vive un compositor el paso del tiempo y la contemplación de sus obras?
-Mejor no explico la letra de Plástico Fino; es un texto que no tiene nada de metafórico, aunque lo parece. Esta canción está gustando mucho, pero supera lo que la tibia moral de la mayoría estaría dispuesta a tolerar. Plástico Fino es un episodio al final de la noche. Frente a mi obra no soy contemplativo; recuerdo el último concierto y voy a pensar en el próximo después de descansar un par de días, pensando en otra cosa. Nunca escucho mis discos ni me doy demasiada importancia, pero vivo de esto y respeto al oficio y a mis camaradas.