Un Yacht y Golf Club abarrotado y una pasión elevada al límite fueron el paisaje que recibió -por quinta vez- al músico y compositor argentino Andrés Calamaro en Paraguay.
Por Jorge Coronel
Era un festival, pero hay que decirlo: todos fueron por una razón. Ni la formidable propuesta de los Magic Numbers -en su primera presentación paraguaya; sin dudas, un gran hallazgo indie- ni las celebradas melodías de La de Roberto -liderada por Roberto ‘Chirola’ Ruiz Díaz– lograban desviar del Vivo Festival la agitada espera por el nuevo concierto del músico argentino que, cada vez que viene, juega de local y conquista.
Con una potente puesta que se despega absolutamente de la gira acústica que lleva adelante con su álbum Romaphonic Sessions (2016) -una colección de Grabaciones encontradas grabada en piano junto a Germán Wiedemer-, Andrés Calamaro volvió al Court Central la noche del sábado para conquistar de nuevo a su público. Lejos de lo que podría ocurrir, cada reencuentro en realidad multiplica las ansias y adrenalina de un público que canta todo, baila y salta del inicio al final. El mismo público se va renovando, porque no faltaron voces adolescentes conocedoras de todo su repertorio.
El mismo inicio -con Alta suciedad– daba pie a un agite que no siempre se observa, incluso con figuras de reconocida trayectoria e historial radial a nivel internacional. Calamaro nuevamente lo hacía, más allá de las fórmulas radiales. Eso quedaba comprobado con paisajes musicales como El día de la mujer mundial -grabada sin destino de hit en la recordada Honestidad brutal (1999), pero cantada en su totalidad-, entre más recientes lanzamientos -como Cuando no estás, grabada en Bohemio (2013) y el ya clásico Crímenes perfectos -registrado en 1997 para Alta suciedad-.
“¡Hola, Paraguay!”, fue el saludo inicial que lo acercaba a su público, entre el agitado pogo para Rehenes y una canción pocas veces interpretada en vivo: Algún lugar encontraré, editada en 1995 para la película Caballos salvajes, de su compatriota Marcelo Piñeyro.
“Gracias por estas sensaciones… ¡Todavía no terminó y ya queremos estar de vuelta! Tráigannos de nuevo”, lanzaba el cantante como carne efectiva para alimentar -una y otra vez- la pasión.