Elton John dio un concierto para el recuerdo en el Court Central del Yacht y Golf Club del Paraguay.
Por Jorge Coronel y Kike Sosa
Pocas veces, a lo largo del tiempo, el Paraguay ha recibido a figuras internacionales que marcaron verdaderas huellas en el panorama mundial. Esta vez, el caso rige a rajatabla: una figura histórica de la música británica actuaba por primera vez aquí. El año pasado fue el multitudinario concierto de Paul McCartney, mientras que el pasado miércoles siguió la racha el emblemático Elton John, en un show sin tanta gente como el del ex Beatle, pero no menos histórico ni impresionante.
Se había prometido un show íntimo, en un lugar como el Court Central del Yatch y Golf Club, con capacidad para poco más de 5.000 personas, por elección del propio artista, que llegó a Paraguay apenas unas horas antes del inicio programado del show (y que partió apenas terminado el mismo).
Aún quedaban algunos centenares de localidades vacías, en especial en los sectores más caros (los tickets se acercaban a los 3 millones de guaraníes), cuando llegaron las 20:00 del miércoles y el joven cantante paraguayo Iván Zavala salió al escenario a amenizar la espera. Ejecutando primero la guitarra y luego el teclado, y acompañado de una banda, Zavala dio un correcto espectáculo de media hora en el que interpretó canciones de su autoría como“Imposible”, “Te regalo”, “Junto al mar”; se atrevió a cantar en inglés con las canciones de su autoría “Take you home” y “The heartbreak”, y una versión del clásico de John Lennon, “Imagine”, que dedicó al artista principal de la noche.
Otra media hora pasó sin novedades luego de culminada la presentación de Zavala, pero minutos antes de las 21:00, las luces del Court Central y del escenario comenzaron a atenuarse, señalizando el inminente inicio del espectáculo principal, mientras la gente seguía ingresando de forma apresurada. Luces de un color lila intenso iluminaban a medias el escenario y el objeto más prominente que se hallaba en él: el icónico piano de Elton John, el único instrumento que sonaría durante todo su recital. Quizás, hasta la estrella de la noche –después de John, claro–.
De pronto, el legendario Elton John –paradójico entre el divismo y la humildad que proyecta– apareció en el escenario, con la estética que acostumbra: vistiendo una chaqueta con lentejuelas y unos lentes de sol de marcos azules. Fue recibido con una larga ovación de pie del público, al que respondió saludando sonriente. “¡Hola, Paraguay! Estoy muy contento de estar en este hermoso país”, dijo, en tono cómplice.
Modesto en sus movimientos, aunque sin resultar estático o apático, el artista imponía una presencia poderosa, testigo de una carrera de casi 50 años, unos 250 millones de discos vendidos alrededor del mundo y reconocimientos como el título de Sir, que le nombrara el imperio británico.